jueves, 14 de enero de 2010

La leyenda del hilo rojo

Jueves 14 de Enero de 2010. Después de una semana con la calefacción estropeada y a la espera que traigan la pieza, tenemos 8 grados positivos en el comedor. La estufa a tope tirando, la manta de pelo encima y tres capas de ropa intentan aliviar este tremendo frío....

Sigo aquí en casa de baja, pero esta baja es muy muy muy distinta, triste por la perdida definitiva de opciones naturales pero con la ilusión de haber empezado un capitulo nuevo y la paz por haber cerrado uno ya viejo y que parece lejano. Es curioso que la gente me llama para darme ánimos por la ultima perdida, cuando por dentro lo que siento es ilusión y felicidad por haber empezado ya los tramites nuevos... Y es que no queremos decir nada todavía a la familia ni al entorno porque la espera es larga y el camino abrupto, ya se han desilusionado bastantes veces durante este tiempo y queremos dar la noticia cuando tengamos las maletas preparadas y entonces si será un notición.

A veces me sorprendo a mi misma pensando que este año seguramente nacerás (paradojas de la vida, yo iba a ser mama este año) y tu mama te dejará en alguna casa de adopción sin ni siquiera imaginar que yo ya estoy soñando con conocerte y tenerte en brazos. Espero que el tiempo que tardemos en conocernos sea corto y seas feliz hasta ese día, porque te prometo que a partir del día que nos conozcas seras el peque mas feliz del mundo o por lo menos eso intentaremos, porque nosotros desde luego si lo seremos.


En fin, os dejo con la leyenda del hilo rojo que es preciosa y espero que sea una realidad algún día:




Cuenta una vieja leyenda china....

que el abuelo de la Luna ata un hilo rojo en la muñeca de cada niño que nace, ese hilo esta atado a muchos otros hilos, que a su vez sujetan las muñecas de todas las personas con las que ese niño esta destinado a encontrarse...

A medida que el bebe crece, los hilos se van acortando, acercando cada vez mas a aquellas personas que están destinadas a reunirse a pesar del tiempo, del lugar o de las circunstancias, el hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca se romperá.

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